La ansiedad ante los cambios de rutina en el asperger adulto

Cuando un niño en el espectro autista sufre un cambio de rutina que le produce ansiedad, lo va a hacer saber, ya sea por cambios en su conducta o por medio de berrinches o crisis.

Cuando sos adulto seguís experimentando esa misma sensación ansiedad interna extrema, pero con la diferencia que de aprendiste a transitarla sin hacer una pataleta. Y en la edad adulta no solo cambia la forma de manifestarlo —o dejar de hacerlo— sino que también cambia la expectativa externa: no alcanza con que no te tires al piso a patalear y gritar; está la expectativa de que aprendas a atragantarte con tu ansiedad hasta que te acostumbres y te olvides de su existencia.

En cada persona puede ser un detonante diferente el que dispare la alteración, depende de las cosas que se consideren más importantes y sensibles de su rutina: desde una mudanza, un cambio de oficina, a «simplemente» una visita, o tener que hacer un llamado telefónico.

Dicen que los asperger tenemos algo llamado «ceguera mental», y yo creo que en realidad es algo que tenemos todos los seres vivos: la incapacidad de comprender que no todos viven las diferentes experiencias como uno mismo. Por ejemplo, yo no entiendo el gusto por salir de viaje, pero la experiencia me enseño que al general de las personas lo disfruta, por lo que yo, siendo asperger, no cuestiono el hecho de que los otros viajen; pero sí me enfrento a que cada verano las personas  me pregunten a dónde me voy de vacaciones, y que al decirles que no lo disfrutaría, insistan en organizarme el destino a alguna playa a la que tengo tanto interés por conocer como ganas tengo de meter los dedos en el enchufe.

Lo peor es cuando el cambio de la rutina es «para bien», porque entonces todo el mundo da por hecho de que DEBÉS estar contento, y no dejan de mencionarlo. Lo pueden racionalizar, mostrarte indicadores numéricos que señalen en qué porcentaje el cambio es positivo, que no pasa por ahí la cuestión: la ansiedad seguirá estando, y mientras más el entorno se empecine en mostrar lo contento que se deberías estar, más solo e incomprendido te sentís.

Así es que se dan situaciones como que debas mudarte, y vayas armando de a una las cajas mientras intentás hacerte a la idea, sin derrapar psicológicamente, y todo el mundo crea afortunado hablarte única y exclusivamente de la mudanza. Y cuando mencionás que te estás preparando, que en unos día tal vez… enseguida te ametrallen instrucciones del tipo: «Pero llamá a la inmobiliaria para que se apuren», «Hablá con el dueño», «Andá», «Corré» «Hacé».

Y allí estás vos, intentando acomodar la idea del cambio de rutina en tu cabeza —que calza tan bien como lo haría una pelota de fútbol adentro de un sobre postal—, tratando de callar tu propia voz en tu cabeza disertando sobre la mudanza las veinticuatro horas del día; tratando de calmar esa ansiedad con forma de alien que de devora desde adentro.

Querés decirle a todos:

—¡Ya que a nadie se le ocurre preguntarse cómo estoy, porque todos ya decretaron que debería sentirme bien, al menos dejen de apurarme, forzarme, empujarme!

Sabés que te vas a tener que enfrentar a esa cambio, no es que lo estés evitando —por eso te estás preparando, como podés, como te sale, siempre con tu mundo interno activo al 300%— pero necesitás que te dejen digerirlo.

No es tanto lo que necesitás: ni más ni menos que un poco de empatía.

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.

4 comentarios en “La ansiedad ante los cambios de rutina en el asperger adulto

  1. Ainsss… no sabes cuánto te entiendo!!
    Suelo canalizar toda esta ansiedad con un mal genio impresionante que me sale desde lo más profundo, me gustaría no hacerlo pero por algún sitio tendrá que salir! Si me lo guardo todo exploto internamente y es mucho peor! En fin…voy a ver si empiezo a practicar yoga o algo así jijiji

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario